Quería poner una reflexión acerca de las bibliotecas escolares, ya que hemos estado trabajando este tema recientemente con un grupo de profesores y nuevamente hemos constatado que existen dificultades para integrarlas al quehacer pedagógico del docente en el aula.
En primer lugar, muchas instituciones educativas no tienen bibliotecas. No entiendo como esto puede ser posible.... en muchos colegios públicos no hay plaza de bibliotecario, por lo que si la institución cuenta con biblioteca no es raro encontrarla cerrada y sin uso simplemente por falta de personal. En gran número de colegios privados tampoco se cuenta con biblioteca... se de primera fuente que muchos colegios pre-universitarios (que aunque ya no se llamen así, siguen siendolo en la práctica) no cuentan con bibliotecas porque desestiman su importancia aludiendo que los estudiantes no las necesitan pues ellos les dan toda la información que requieren en separatas... Un razonamiento como este por parte del director de un colegio es, desde mi punto de vista, un atentado contra la educación y los derechos de los niños y no debería permitirse. En fin, por una razón u otra el uso (o desuso) de la biblioteca escolar constituye un problema en gran parte de las escuelas peruanas.
Sin embargo, que el colegio cuente con una biblioteca no garantiza su uso adecuado, lamentablemente. El poco hábito lector de muchos docentes más su falta de costumbre de intregrar actividades de lectura a sus sesiones de clase (sobre todo en secundaria, donde los profesores de las distintas áreas -a excepción de comunicación integral- no consideran su responsabilidad desarrollar las habilidades lectoras de sus alumnos) hacen que la biblioteca escolar sea un recurso subutilizado, lo que es una verdadera lástima pues la biblioteca es un valiosísimo recurso de apoyo a la propuesta educativa de cualquier colegio. Si se valorara más, el colegio se las ingeniaría para ponerla a funcionar aun sin contar con personal especializado que se haga cargo. Conozco experiencias donde los docentes rotan en ese rol, o se ha capacitado a estudiantes de secundaria para que lo asuman durante algunas horas al día, por lo menos. Tampoco se necesita hacer cambios muy drásticos a la programación; para empezar, basta con que los profesores introduzcan alguna actividad de animación a la lectura de vez en cuando ("la hora del cuento" una vez a la semana, algún concurso de búsqueda de un dato curioso en las enciclopedias, la presentación en clase una vez a la semana de un libro que a algún alumno le haya llamado la atención, etc.). El objetivo es que los libros no estén allí llenos de polvo, sino que se usen en las clases.
Hay muchos manuales de cómo poner a funcionar una biblioteca escolar. Muchos de ellos están en línea y pueden descargarse fácilmente (en la página de la UNESCO por ejemplo hay recursos interesantes disponibles). No hay excusa para no integrar la biblioteca escolar a la práctica pedagógica, es solo cuestión de querer hacerlo. Y si al docente no le gusta leer, pues debe plantearse seriamente alguna estrategia para obligarse a hacerlo. Recordemos siempre que si el docente no tiene el hábito lector, va a ser imposible que logre estimularlo en sus alumnos.
Del Blog de Susana Frisancho
Desarrollo Humano, Constructivismo y Educación
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