Generalmente, los niños quieren complacer a sus padres. Los padres, si son sabios, integran este deseo de complacer a sus actividades disciplinarias.
Cuando los padres demuestran su alegría y aprobación por el comportamiento que les agrada, esto refuerza el buen comportamiento del niño. Cuando los padres demuestran su desaprobación al comportamiento peligroso o desagradable del niño pequeño, tienen mayor posibilidad de éxito cuando el niño sea mayor.
La forma en la que el padre corrige el mal comportamiento del niño o adolescente tiene que hacerle sentido al hijo. El padre no puede ser tan estricto, que el niño o el adolescente no sienta más adelante el amor y la buena intención del padre.
Los niños y adolescentes pueden hacer que sus padres se enojen. Los padres deben tener control de sí mismos cuando están enojados. Aunque un grito de "no" puede atraer la atención de un niño pequeño que está por cruzar la calle, puede conseguir intranquilizar al bebé que está llorando. Los niños mayores deben de saber lo que se espera de ellos. Los padres deben de ponerse de acuerdo y deben de explicarle claramente las reglas al niño o al adolescente.
En nuestra sociedad heterogénea, donde existen tantas culturas y maneras de criar los niños, cada familia espera un comportamiento diferente de sus hijos.
Se le puede permitir a un niño ir y venir cuando quiera, mientras que a otro se le pueden imponer horas fijas de regresar a la casa. Cuando los padres y los niños no están de acuerdo sobre las reglas, ambos deben de tener un intercambio de ideas que los ayude a conocerse. Sin embargo, los padres son los responsables de establecer las reglas y los valores de la familia.
Evitar que el comportamiento indeseable comience es más fácil que ponerle fin luego.
Es mejor colocar los objetos frágiles o valiosos fuera del alcance de los niños pequeños que el castigarlos por romperlos. Los padres deben estimular la curiosidad dirigiéndola hacia actividades tales como hacer rompecabezas, aprender a pintar o leer.
El cambiar el comportamiento apropiado del niño puede ayudarlo a obtener el dominio de sí mismo que necesita para que sea reponsable y considerado con otros.
El dominio de sí mismo o auto-control no ocurre automáticamente o de repente. Los niños pequeños necesitan que sus padres los guíen y apoyen para que comiencen el proceso de aprender a controlarse. El auto-control corrientemente comienza a los seis años. Cuando los padres guían el proceso, el auto-control aumenta durante los años escolares. Los adolescentes pueden todavía experimentar y rebelarse, pero la mayor parte de ellos pasa por este período y llega a ser un adulto responsable, especialmente si desde temprana edad han experimentado un buen entrenemiento.
Las familias transmiten sus métodos de disciplina y sus expectativas a los niños de generación en generación.
Cuando los intentos de disciplinar al niño no tienen éxito, puede ser beneficioso consultar con alguien fuera de la familia para que nos ofrezca sugerencias sobre la crianza del niño. Los profesionales especializados en el desarrollo y el comportamiento infantil pueden darle información acerca de la manera de pensar y de desarrollarse el niño. También pueden sugerir métodos para modificar el comportamiento; con la paciencia de los padres y la ayuda de los profesionales cuando sea necesaria, puede allanarse el camino para que los niños aprendan lo que la sociedad espera de ellos y lo que ellos pueden esperar de sí mismos.
Fuente: American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (AACAP)
1 comentario:
La disciplina es la capacidad de actuar ordenadamente y perseverantemente para conseguir algo (un bien). Este valor es fundamental y básico para poder desarrollar muchas virtudes.
La disciplina es muy importante para criar a nuestros hijos. La única desventaja en mi opinión es, como el texto muestra, que nuestra sociedad es heterogénea, donde existen tantas culturas y maneras de criar a los hijos (niños y adolescentes) y cada familia espera un comportamiento distinto de estos. Esto hace un poco difícil las cosas. Muchos adolescentes en la escuela, hacen amigos que tienen otras costumbres y tipos de crianza, ya sea por tener mucha libertad y poca disciplina o viceversa. Por ello los adolescentes muchas veces dicen “si tan solo mis padres no fueran tan estrictos y me dieran más libertad como a mi amigo”. Este tipo de comparaciones hacen que el adolescente cree una imagen que no es cierta, empiezan a actuar y a pensar igual que su amigo y creen que sus padres ya no podrán disciplinarlos como antes. Los adolescentes, dependiendo de la disciplina, necesitan mucha comprensión, comunicación, y confianza por parte de los padres. Estaría mal (creo), que un padre solo trate con disciplina a su hijo, dejando de lado el amor y la confianza que necesitan, pues al decirles ‘’no iras’’, hacen que los jóvenes tengan aun más ganas de ir jaja y así es como desobedecen sus órdenes. En el caso de los niños, si desde muy pequeños los padres los crían con amor (incluyendo la disciplina) ya no tendrían problemas más adelante, sobre todo esto opino que los padres tendrían mejores resultados dando el ejemplo, y si no es así, luego no se sorprendan. Los jóvenes y niños deben entender que también es por su bien.
“LOS NIÑOS CRECEN Y SE DESARROLLAN CON LOS MODELOS DE CONDUCTA QUE VEN A SU ALREDEDOR, SIN MIEDO A EQUIVOCARME, PUEDO DECIR QUE LA MAYORIA DE VECES DETRÁS DE UN NIÑO QUE GRITA, HAY UN PADRE O UNA MADRE QUE HACE LO MISMO”
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